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LUEGO DE LAS MUNICIPALES. MIRANDO EL 2011

Por: Augusto Malpartida León

Susana Villarán habría ganado las elecciones para la alcaldía de Lima (Si es que no hay un fraude de último minuto). Esta victoria tendrá repercusiones en las presidenciales del 2011? Seguro que sí, la derrota de la derecha en Lima es lo peor que le ha pasado en los últimos 27 años y justo ad portas de una elección nacional. Es clarísimo que se trata de una derrota de proporciones, todo el aparato del estado ha sido puesto por García al servicio de una maniobra fraudulenta al peor estilo. Y aún así pierden, y quedan en medio de un desorden impresionante, con un candidato tachado, con el APRA perdiendo por todos lados, y con una candidata que no gana ni con fraude.

Susana Villarán jugará un rol importante en el 2011? Más difícil de asegurar. Cómo entender esta paradoja? Cómo asumir que un episodio histórico como es el fracaso de la derecha después de 27 años, en su bastión histórico, sí es importante hacia adelante y su principal protagonista, no?.

Tal vez la respuesta se encuentre en cómo caracterizamos la victoria de la Villarán. ¿Es un triunfo del carisma de la candidata? Tiene pero no suficiente para explicar el triunfo. ¿Es la victoria de Fuerza Social? Para nada, los pobrísimos resultados en los distritos reflejan que no tiene organización ni peso político que le baste para afirmarse como fuerza ganadora. ¿La izquierda socialista puede asumir que este triunfo es suyo? Poco sostenible, su aporte orgánico sirvió para la inscripción de la Villarán y de allí en adelante tuvo que hacer mutis por el foro, aceptando el chantaje de la derecha, para no "perjudicar" la campaña de la candidata de Fuerza social. El nacionalismo puso lo suyo, pero no logró ser parte del triunfo.

Más creíble es la tesis que advierte un hartazgo en la población limeña contra el modus operandi político desarrollado hasta el extremo en los 90 por el fujimorismo, continuado con entusiasmo por Toledo y convertido en forma de vida por García. Este modelo que hace que la economía funcione en automático, mientras el estado es saqueado sin mayor trámite, un modelo en el que la relación político-ciudadano dura los tres meses de campaña y luego se rompe en beneficio del elegido, que termina haciendo lo que le da la gana con el poder conseguido. Pero fundamentalmente, un modelo en el que los recursos de los peruanos son vendidos hasta el abuso, sin consulta, en los pasillos de los edificios gubernamentales y lujosas habitaciones de hotel, generando instantáneas fortunas y sin que la situación mejore para los gobernados.

Esto es lo que hermana la insurgencia electoral del domingo 3 de octubre con el levantamiento de los indígenas amazónicos del 2009, con el levantamiento de Moquegua del 2008, con las luchas de Cusco por el agua de este año. Un sentimiento en la gente que no admite más exclusión y busca los mecanismos para estallar. No importa si los partidos están listos para conducir esto, que no lo están, la gente toma sus cabezas y los lleva hacia adelante, a veces a rastras, en medio de idas y venidas, a contramarcha, pero los lleva hasta el triunfo en la batalla. Susana Villarán fue llevada así y de pronto se encontró con un respaldo electoral que nadie imaginó hasta hace algunas, pocas, semanas.

Susana Villarán sabe que los votos que recibió no le pertenecen, como no le pertenecen a Fuerza Social, pero ha conseguido poder político con ellos. Su plan inicial de postular para hacer visible a Fuerza Social, acumular algunas alcaldías importantes, mirando hacia el 2016, se ha visto acelerado en sus plazos. Y acomodar su organización, aún incipiente, a la nueva situación le va a llevar tiempo, peor aún si en menos de tres meses tendrá una cartera de problemas urgentes que resolver como vecina de García. En esas condiciones resulta muy optimista pensar que Fuerza Social y Susana Villarán pueden capitalizar el apoyo electoral recibido y colocarse en situación de influir en la definición del 2011.

La idea de construir un centro político, dejando a la izquierda socialista y al nacionalismo de lado, apostando a una alianza con el toledismo se mantiene entre sus opciones. Qué condiciones tiene para lograrlo? Toledo viene de apoyar a la candidata de la derecha, es verdad un apoyo medio enrevesado como suele hacer las cosas el expresidente, pero apoyo al fin. Igual, Toledo apunta a una especie de centro derecha, posición desde la cual buscaría alianzas del tipo de Susana Villarán. Pero es posible el centro en nuestro país? En el tema político se puede jugar a las reformas estatales que una serie de sectores reclaman, pero en el tema económico el tema se polariza totalmente. No es muy sencillo "centrear" en este terreno, no se puede estar por la defensa de los recursos naturales y a la vez promover la inversión minera, petrolera, de las transnacionales, no es posible un discurso de defensa del medio ambiente mientras se negocia con empresas brasileñas para la construcción de grandes represas apuntando a exportar energía.

En un país que ha hecho de la polarización una forma de sobrevivencia a sobresaltos, los centros o terminan pulverizados o, lo que es otra forma de pulverización, terminan a la derecha.

Un frente amplísimo, antineoliberal, con el nacionalismo como eje, acompañado de fuerzas progresistas, democráticas y de izquierda socialista, tal vez no cuente con Susana Villarán entre sus filas. Ollanta y sus compañeros tal vez tengan que mirar con mayor entusiasmo sus logros políticos regionales, en los que han logrado éxitos notables, Cusco, Cajamarca, Junín y Arequipa no son éxitos desdeñables ni mucho menos y en la lógica nacional pesarán tanto como los millones de votos que ha recibido Susana Villarán y que en lo fundamental expresan más un rechazo al modelo neoliberal que una vocación por darle instituciones sólidas a un estado del que ya no esperan mucho.

 

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