Cables de la embajada.

COMANDANTE GENERAL DEL EJÉRCITO EN RED DE NARCOS

Por: Efraín Rúa

Un cable filtrado por la red Wikileaks deja al descubierto la red de corrupción que se instrumenta en el Ejército Peruano y que implicaría al propio Comandante General del Ejército, Paul Da Silva, con el narcotráfico. El cable, firmado por el entonces embajador de Estados Unidos en Perú, Michael McKinley, da cuenta del testimonio de un testigo que afirma que en el 2007, el general Da Silva (entonces comandante de la Región Militar del Norte) coordinaba con el ex director de la Cámara Nacional de Pesquería de Piura, Rolando Eugenio Velasco Heysen.

Velasco Heysen fue capturado meses después por tratar de exportar más de 800 kilos de cocaína camuflados en un cargamento de pota congelada. Era un hombre del cartel de Sinaloa según fuentes policiales. La Policía antinarcóticos lo capturó en la Plaza de Armas de Piura después de detener un camión con 840 kilos de cocaína. El cable también revela una reunión entre Velasco, Da Silva y el entonces comandante general del Ejército General (r) Edwin Donayre. Ellos hablaron del consumo de pota y algo más.

Velasco dijo que la reunión respondía a temas pesqueros y contratos con la institución castrense, pero el testigo de la embajada comentó que eso "no tenía sentido porque las reuniones ocurrieron fuera de la época en la que el Ejército firma nuevos contratos". Tras la denuncia Da Silva negó los cargos y dijo que fue con su tropa a hablar con el empresario pesquero.

Doc

Pero allí no quedan las acusaciones de la embajada. Otro de los cables deja al desnudo la política del gobierno aprista de combate a la droga en la zona del VRAE, pues cables de la embajada dejan en evidencia que la red de corrupción montada por el ex asesor presidencial Vladimiro Montesinos continúa vigente en la zona.

Un cable enviado por la embajada en el 2009, revela que el 'Doc' "colaboró con jefes del Ejército y otros funcionarios de seguridad para desarrollar una red de protección que favorecía a unos traficantes de droga mientras cooperaba con Estados Unidos para combatir a otros".

McKinley y otros funcionarios de la embajada recibieron las denuncias de altos mandos militares, que acusaron a algunos de sus compañeros de armas de recibir "lucrativos pagos de los traficantes de droga que actúan en el valle de los ríos Apurímac y Ene, VRAE".

El VRAE es uno de los últimos reductos de Sendero Luminoso, en los que el Ejército desarrolla diversas operaciones que muchas veces terminan en rotundos fracasos, al parecer porque los subversivos están advertidos de ellas con anticipación.

Según los documentos, las operaciones tienen escasas posibilidades de éxito porque interfieren con la actividad de los narcos y sus protectores. Los informantes de la embajada citan como ejemplo el fracaso de la 'Operación Excelencia 777', lanzada entre agosto y octubre de 2008.

El Ejército peruano tiene en la zona numerosos puestos de vigilancia formados por soldados que aceptan regularmente sobornos. Ante la ineficacia de esa estrategia, durante el gobierno de Alejandro Toledo se establecieron bases militares de un centenar de soldados. Pero el jefe del Ejército fue sustituido cuando el nuevo modelo apenas llevaba cinco meses en marcha y la estrategia quedó abandonada y el número de militares quedó fijado en 700 para una extensión de 12.000 kilómetros cuadrados.

"(El testigo protegido de EEUU) asegura que (el militar) fue apartado porque sus operaciones amenazaban el lucrativo negocio de la venta de combustible por parte de oficiales del Ejército a traficantes de droga", señala uno de los documentos.

Pero la colusión se da a toda escala. Los traficantes también nutren sus filas con ex soldados. "Cuando los soldados han completado su servicio voluntario y aprendido tácticas y utilización de armas -pero han ganado poco dinero-, a menudo son reclutados por las redes de narcotráfico".

Los narcos los emplean como moChileros para que transporten la droga a pie por la selva. Por esa labor les pagan unos 30 dólares por kilo.

Ayuda por SL

Otro de los cables revela que Estados Unidos habría accedido prestar asistencia militar a Perú para acabar con Sendero Luminoso, que cobra cupos al narcotráfico y adoctrina a los empobrecidos habitantes de esas regiones andinas.

De acuerdo a las cifras de la embajada, la subversión perpetró en 2009 más de cien ataques, derribó un helicóptero y mató a 75 agentes del Estado. El salvajismo de las huestes senderistas fue tan intenso y los ataques tan alarmantes, que la embajada pidió a Washington más colaboración con el Ejército y un programa contra las minas en las rutas transitadas por el Ejército.

El embajador, Michael McKinley, aconsejó al Departamento de Estado la urgente aprobación de la asistencia. "Creemos que nuestra implicación (con la entrega del programa) nos aportará valiosas enseñanzas sobre las minas, tal como ocurrió durante la guerra del Cenepa de 1995".

El rebrote del senderismo, su asociación con el narcotráfico y la retórica antiyanqui de sus propagandistas intranquiliza a Estados Unidos, cuya embajada colabora con los servicios de inteligencia y apremia la ayuda como "una solución a un verdadero problema en el campo de batalla".

El objetivo es impedir que Sendero pueda llegar a crear una zona liberada en áreas sin presencia del Estado, tal como ocurrió con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a finales de los noventa.

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Velasco Heysen EL REY DE LA POTA

Por: Jerónimo Centurión | La Ventana Indiscreta

El año pasado Rolando Velasco Heysen, no sólo cumplía 62 años sino que había llegado a la cúspide de su carrera como empresario pesquero. Fundó en Piura la Cámara Nacional de Pesca (CAMPES).

CAMPES no era un organismo nacional, ni representaba a varias empresas, pero sonaba bien para promover el consumo de la pota, el calamar gigante que es pura proteína. Entonces, Rolando Velasco se convirtió en el rey de la pota.

El festival de esa especie marina se trasladó al Asentamiento Humano Santa Julia, en el que medio centenar de madres prepararon la pota en cien formas distintas.

"Vamos a presentar tres toneladas y vamos a inscribir a Piura como la capital de la pota del mundo", declaró Velasco en la premiación de los ganadores del festival de pota de Huancabamba. Su fama rebasó rápidamente el mundo empresarial piurano. Parecía un político en campaña, haciendo diversas donaciones.

El 28 de julio de este año, Velasco dio su mensaje a la Nación a través de la televisión de la ciudad. Ahí declaró: "vamos a continuar, no nos vamos a detener, estamos contribuyendo para poder ir al mundial después de 25 años, que coman pota para que puedan los chicos estudiar".

En una grabación, manifestó que "a partir de esto vamos a cambiar la historia, el Perú está para grandes cosas, hablo de 10 mil millones de dólares".

Pero Piura era muy chico para Velasco y se lanzó a conquistar a la cúpula del poder. El terremoto en el sur chico le dio la primera oportunidad.

Como no tuvo llegada en el Ministerio de la Mujer, intentó con el Ejército. Ana María Pardo, una de las directivas de CAMPES, llamó al actual comandante general, Edwin Donayre.

"Yo por teléfono le solicité al general Donayre que por favor me contacte con el general Da Silva a solicitud de CAMPES, porque queríamos ofrecer este programa de apoyo a la alimentación por este hecho", precisó Pardo.

Los militares sí comprendieron la importancia proteínica de la pota y llegó la orden de Lima: el comandante general de la región militar del norte, Paul Da Silva, se presentó a una reunión con Velasco con sus generales y hasta con la tropa.

Da Silva refirió que el empresario los invitó a degustar la pota, venderla y difundir su consumo en el Ejército y la Policía. "Yo fui con los generales, comandantes de brigada, el inspector y personal de tropa porque ellos van a consumir, para que den su opinión y ahí terminó todo", dijo.

Mientras esperaba la respuesta de los militares, Velasco siguió con su siguiente objetivo: los embajadores acreditados en el Perú. El 5 de octubre se realizó en Piura el Foro Mundial de Pesca y Acuicultura, y aunque llegó sólo un embajador, logró el objetivo de que hablaran de él en la televisión y los periódicos.

Semejante despliegue de recursos para promover la pota, llamó la atención de la Dirección Regional del Ministerio de Producción. Fermín Saavedra, representante de ese portafolio, invitó al empresario a dos eventos, pero éste no asistió, y el funcionario empezó a dudar.

La Policía Antidrogas percibía un olor sospechoso. Le seguía los pasos desde el 22 de mayo cuando durante una investigación antinarcóticos lo fotografiaron junto a Esteban Ramírez Coz, más conocido como "Nico", un sujeto observado desde el 25 de abril del 2005.

En Tacna habían incautado una tonelada de cocaína en un camión con productos marítimos. Según los detenidos el dueño de la droga era "Nico". Dos años después, apareció en una fotografía junto a Velasco, y acompañado por Marta García Buritica, colombiana de 40 años, mano derecha de "Nico" en comercio y rutas de envío de la droga.

Las imágenes fueron tomadas en Piura frente a la empresa SERVIGEIN, compañía dedicada al congelado y embalaje de pescado y moluscos.

Además, el 31 de mayo en Piura fotografiaron a Velasco al lado de Eguer López Bello, sobrino del narcotraficante Tito López Paredes, y acompañado por Fernando Jara Benitez, un amigo de "Nico".

En ese momento, la imagen del próspero empresario empezó a transformarse para los policías. El podría ser el hombre clave encargado de armar la empresa fachada para transportar la droga, aprovechando que ésta tiene casi el mismo color de la pota congelada, que es de un blanquecino amarillento.

En la tercera semana de octubre, después del Foro Mundial de Pesca y Acuicultura, su imagen pública estaba en su momento más alto. Era la oportunidad que esperaba tanto la mafia para un gran embarque, como también la policía para cumplir su labor.

La mañana del 20 de octubre, el camión de placa WO 9039 llegó a Piura. Había partido de Sivia, en el valle del río Apúrimac. La ruta era sospechosa y la policía lo venía siguiendo, así como a Velasco. Esa noche recogió de la estación de buses de Oltursa a Fernando Esquivel, Germán Santiago, Félix Romero y Richard Granda, que llegaban de Lima.

Fernando Esquivel es un ex capitán de la Marina que estuvo detenido, entre 1997 y 1999 por tráfico ilícito de drogas. Germán Santiago está denunciado en la Fiscalía de Lima por tráfico ilícito de drogas. De los otros dos, la policía no sabían mucho pero siguieron a los cinco hasta Catacaos, donde Velasco los alojó, esa noche del 20 de octubre, en el hostal "El Arivalo".

Al día siguiente, Velasco y sus cuatro amigos se volvieron a reunir, mientras el camión que había llegado del río Apurímac se movió al grifo "Inversiones Antón". Eran las cinco de la tarde cuando el chofer lo estacionó y se hizo humo.

A las 10 de la noche, tres de los amigos de Velasco, Carlos Esquivel, Richard Granda y Germán Santiago llegaron al grifo y se aproximaron al camión. En ese momento, la policía entró en acción y los detuvo.

Poco después llegó el fiscal de turno y, delante de él, taladrearon la base del camión aparentemente vacío. Apenas un agente de la policía introdujo la herramienta, comenzó a caer la carga: un total de 850 kilos de cocaína. Nada menos.

A los pocos minutos, Rolando Velasco fue detenido en la Plaza de Armas.

El actor y director de teatro y vicepresidente de CAMPES, Jorge López Cano, quien además es amigo de Velasco, expresó que tenía "sentimientos muy encontrados".

"En la hipótesis negada, yo me sentiría terriblemente decepcionado, porque eso significa que ha utilizado a la gente, y que por ser consecuente con una amistad debió haber mantenido aparte", comentó.

Al señor Jaime Culigan, dueño del local donde funciona CAMPES, también le cuesta creer que Velasco sea parte de una organización de narcotraficantes.

"Yo le alquilaba mi casa y mi familia sufre, yo quiero mandarles una carta notarial pidiendo la rescisión del contrato", adelantó Culigan, y añadió no creer "que sea tan bruto, imbécil, imagínese, para haberse metido, por eso que lo dudo".

La imagen que Rolando Velasco construyó en Piura está por los suelos. La policía ha establecido que forma parte de una organización criminal cuyo cabecilla es Esteban Ramírez Coz, alias "Nico".

Tan rápido como subió, cayó el rey de la pota. Su reinado tuvo la duración de la euforia que proporciona el consumo de la cocaína. Su captura es un pequeño paso contra las drogas pero una alarma para la sociedad: cualquier ciudadano, sin importa edad u ocupación, puede caer en la red del narcotráfico.

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After hours Cancun 2010:

EL ECO DEL CAOS CLIMÁTICO EMERGENTE

Por: Joan Buades | ALBA SUD

"Cancún salvado en el último minuto, renace el multilateralismo y la esperanza de un entendimiento global por el clima, habrá dinero fresco para el Sur más vulnerable y a corto plazo, el próximo diciembre en Sudáfrica se firmará una solución global impensable hace sólo un año ..."

I

Debemos felicitar a los organizadores de Cancún por la feliz performance comunicativa y diplomática con que han redondeado esta cita, tan alejada del caos y el patrioterismo llamativo del festival del año pasado. Siguiendo los consejos básicos del coaching sobre responsabilidad social corporativa, se ha conseguido positivizar los resultados del fiasco de Copenhague. Según Der Spiegel [1], un primer paquete de consensos afecta al futuro del marco legal que gestionará las limitaciones de los gases invernadero en los próximos tiempo, tales como:

  • Reconocer que los análisis científicos emitidos por el Panel Internacional sobre el Cambio Climático (IPCC) están fundamentadas y que, por tanto, hay que actuar contra el deterioro climático de origen antropocéntrico.
  • Acordar verse en una nueva cumbre en Durban a finales de 2011 para encontrar una prolongación o sustituto del Tratado de Kioto antes de que expire en 2012.
  • Asumir como Naciones Unidas las declaraciones de intenciones del "compromiso de Copenhague" (suscrito sólo por EEUU así como países emergentes como China, India y Sudáfrica) que prevén unas reducciones voluntarias de emisiones simbólicas.
  • Aceptar que los estados con mayor superficie boscosa (especialmente Rusia) pueden rescatar derechos de emisiones a cuenta de su stock de bosques rescatadores de CO2.

Paralelamente, se genera otro haz de iniciativas que bajo la orwelliana denominación de "Long-term Cooperative Action" (LCA) pretende activar las ayudas del Norte industrial en el Sur más poblado y precario a la hora de adaptarse al cambio climático en marcha. Aquí llaman la atención mecanismos como:

  • La exhortación a los estados industriales para que vayan más allá de sus promesas actual e incrementen los objetivos de reducción de gases invernadero de acuerdo con el ritmo que reclaman los informes del IPCC.
  • La reclamación que los estados del Sur se comprometan también con objetivos de reducción reales, siempre de carácter voluntario, con el fin de incorporarlos a una dinámica general de protección climática, teniendo en cuenta que Kioto no afectaba potencias emergentes como China, Brasil o la India.
  • La legalización de la estrategia de rescate de CO2 vía cultivo de bosques a través de la estrategia conocida como "REDD+" (Reducción de las Emisiones producto de la Deforestación y la Degradación), muy controvertida a nivel global por su falta de garantías para las comunidades aborígenes, los pueblos del Sur y también en cuanto a mejoras verificables en el balance climático, tal y como han denunciado organizaciones como OFRANEH [2], en Honduras.
  • El abastecimiento de 30.000 millones de dólares con fondos públicos y privados del Norte para actuaciones de emergencia al Sur con la previsión de llegar a los 100.000 hacia 2020. El administrador de este nuevo "Green Climate Fund" (Fondo Verde por el Clima) será el Banco Mundial, un actor de reconocido prestigio entre las corporaciones industriales.
  • Las Naciones Unidas abrirán un centro de tecnología climática orientado a hacer factible la transferencia de tecnologías limpias en el Sur.

A pesar de estas evidencias, el propio The New York Times [3] no se ha concedido ni un día de euforia. Se trataría de un "acuerdo modesto" y "muy alejado de lo que hay que según la comunidad científica". Lo mejor sería el cambio emocional: a diferencia de Copenhague, al dejar Cancún la esperanza de rescate climático ha sido reabierta.

De hecho, el resultado final parecía lo mejor posible si se pone en relación con los propósitos que se había fijado a lo largo de 2010 la burocracia de la gobernanza global (encarnada en el sistema de Naciones Unidas): rebajar las expectativas de la cumbre de Cancún para conseguir pequeños avances de naturaleza técnica [4]. Entre éstos sobresalían dos perlas, ligadas a cómo cautivar voluntades en el Sur situado en primera línea de vulnerabilidad climática: pactar incentivos para reducir las emisiones producto de la deforestación y la degradación de los bosques (los llamados REED+) y establecer un marco financiero de ayudas para la adaptación a lo peor para las áreas más precarias (básicamente los estados menos desarrollados, los microestados insulares del Índico y el Pacífico, así como el continente africano).

Así se podía romper la popularidad y potencia del discurso sobre la «injusticia climática» (el 70% de las emisiones acumuladas los últimos 250 años son responsabilidad del Norte pero, paradójicamente, es en las regiones del Sur donde el impacto del cambio climático está empezando a hacer estragos) entre los países más empobrecidos y vulnerables del Planeta. Y, de paso, se gana tiempo para rehacer puentes entre EEUU, que siguen esquivando sus responsabilidades de primer nivel, una UE que presume de líder verde mundial pero es incapaz de pactar en su seno una interlocución común y unos estados emergentes como China que se limitan a tomarse la revancha histórica haciendo sufrir las potencias occidentales a los que en el último día de Conferencia perdonaban la vida. Este ambiente precisamente es lo que rezuman las filtraciones de Wikileaks sobre las negociaciones climáticas: terror ante un nuevo Copenhague, perfil bajo, cinismo europeo ante la desidia norteamericana y china. Uno de los peores gags lo protagoniza el primer ministro español y presidente de turno de la UE en el primer semestre de 2010, José Luis Rodríguez Zapatero, cuando ofreció renunciar a una cumbre bilateral UE-EEUU sobre el clima previa a Cancún, siempre que el presidente Obama fuera de visita a Madrid para hacerse la foto con él ... [5].

En este marco de «business as usual», los resultados de Cancún han sido aún más fantasmales por cuanto ni siquiera se ha conseguido prorrogar el tímido e incompleto Tratado de Kyoto de 1997 y que vence en 2012, el único tratado internacional vinculante realmente existente para intentar preservar el clima. Precisamente el Japón, el estado anfitrión del único tratado de protección del clima que tenemos, fue quien se descolgó primero [6]. Como consecuencia, dentro de poco más de 12 meses legalmente ningún estado industrial del Norte podría estar sometido a la observación de niveles de reducción reales y obligatorios de emisiones invernadero.

Si el año pasado el Estado danés protagonizó un ruidoso descrédito por su rudeza, impropia de una democracia histórica, a la hora de tratar la protesta global por la injusticia climática, este año el esperpento se ha perpetrado con la colaboración de un estado mexicano incapaz de imponerse ante mafias del más variado pelaje. La ligereza con que el presidente Calderón ha conducido la cumbre de Cancún ha hecho que muchos la confundieran con una feria turística y que no se prestara la debida atención a que precisamente lugares litorales muy turistizados como Cancún tienen todos los números para desaparecer durante el siglo XXI [7]. Desgraciadamente, en una muestra de quien se ha salido con la suya, sólo Bolivia ha levantado la voz para cuestionar que con esta pléyade de medidas pueda evitarse lo que dice la comunidad científica: en realidad, mientras se habla de limitar a una media del +2ºC el aumento de las temperaturas globales para el 2100, nos estaríamos encaminando a unos niveles del +4ºC, sin que se pudiera garantizar la supervivencia de numerosas comunidades y estados en el Sur [8].

II

Y después de Cancún, ¿dónde se ubican las nuevas perspectivas para el clima común? Una respuesta obvia y en la línea hiperactiva a la que nos tiene adiestrados la agenda global del Poder industrial nos lleva a situar nuevas esperanzas en la COP17 de Durban (Sudáfrica) a finales del 2011. Pero quizás es hora de recordar, con el dramaturgo Heiner Müller que "el optimismo responde sólo a la falta de información". Sólo así podremos empezar a darnos cuenta de dos desafíos infravalorados hasta ahora y que están destinados a marcar decisivamente el siglo XXI: el efecto catalizador que pueda ejercer el cambio climático sobre la foso social Norte - Sur y la capacidad de resiliencia del proyecto democrático que hemos conocido una minoría de la humanidad en estos últimos 250 años.

En un libro deslumbrante, Las Guerras del Clima. ¿Por qué se matará en el siglo 21? (que será publicado en edición española en enero de 2011 [9]), el psicólogo social Harald Welzer, especializado en investigación sobre cómo las personas corrientes se convirtieron en protagonistas de las atrocidades del Holocausto, llama la atención sobre el incremento del número de conflictos ligados directa e indirectamente con el deterioro del clima común sin que nos demos cuenta desde el Norte (como en Darfur o Ruanda con la vista puesta en África subsahariana, el subcontinente indio o Centroamérica como zonas de alta vulnerabilidad climática). Siguiendo Günter Anders, el prestigioso investigador alemán resalta la "ceguera ante el apocalipsis" de las sociedades industriales opulentas y su vana pretensión de exotitzar la implosión tribal y violenta de cada vez más comunidades en todo el mundo (desde Bosnia a México) como si no pudieran pasar a un Occidente considerado inmune. Por ello, hay que fijarse en la creciente atención que merece el extraordinario riesgo de migraciones forzadas de un nivel desconocido en la Historia si empezamos a dar por realista un escenario de aumento de las temperaturas medias de +4°C en lugar del optimista que mantienen las potencias industriales de máximo +2°C [10]. ¿Cómo responderán sociedades como las europeas y las estadounidenses ante flujos gigantescos de personas que huirán por necesidades de su lugar de origen porque se han vuelto inhabitables? Una instantánea de ello la suministra el testimonio atroz de las migraciones de personas centroamericanas vía México hacia los EEUU [11].

Desde la psicología social, Welzer apunta que no son precisamente las condiciones objetivas de una situación las que condicionan qué hará la gente sino la manera como ésta las perciben. En este sentido, alerta de un riesgo colosal de reducción de buena parte de la Humanidad amenazada por el cambio climático a "parte sobrante de la especie", ya que vive en áreas donde el aprovechamiento de bienes naturales y materias primas es irrelevante. Este proceso de mutación de la opinión pública en sociedades modernas como las europeas se experimentaría de forma "natural", no traumática por parte de buena parte de la ciudadanía, justificada en las "necesidades" del momento y sin asumir la responsabilidad personal, tal como buena parte de Europa central colaboró con entusiasmo pero sin reconocerlo en el proyecto exterminista nazi respecto a los judíos y otras minorías. Esto sin tener en cuenta el riesgo de procesos autocatalíticos que lleven a la aceleración de las consecuencias sociales del colapso climático ya una escalada exponencial del nivel de violencia global.

El siglo XXI será, es ya, un siglo con muchos menos conflictos por motivos ideológicos que la centuria anterior pero con mucha más violencia ligada al acceso a los recursos naturales que escasean como nunca. La tentación de "radicalización" de las sociedades del Norte debido a la amenaza de su estatus que supone colaborar en la preservación del clima común, que necesariamente debe pasar por hacer la justicia climática reduciendo drásticamente y rápidamente el consumismo desaforado, se palpa cada vez más en la vieja Europa y en la joven Norteamérica en términos de aumento de populismos y xenofobia que revelan una extrema vulnerabilidad democrática interna. Paralelamente, la conciencia y la evaluación de la desigualdad de exposición a la vulnerabilidad climática empieza a ser asumida como un dato "natural" a partir de la cual cada gobierno del Sur debe intentar "negociar" ventajas, por ejemplo, en los fondos climáticos de emergencia [12]. La soledad de Bolivia en Cancún resulta, en este sentido, sobrecogedora ante el retroceso experimentado respecto a la cumbre de Copenhague para el argumento de la "justicia climática" y la cohesión negociadora de la unión africana y los estados insulares gravemente amenazados Índico y el Pacífico.

Para los activistas de la justicia climática global, todo ello significa que, en definitiva, está en juego mucho más que la catástrofe climática real o el riesgo de apartheid planetario contra amplias capas de la Humanidad en el Sur: estaríamos ante el fin del proyecto moderno de un Occidente libre, democrático e ilustrado. Desde este punto de vista, después de la COP15 y la COP16 hay recentrar la percepción del cambio climático y sus alternativas de superación en términos de problema cultural, ligado no tanto a qué podemos hacer sino a cómo queremos vivir. En este sentido, habría dos orientaciones fundamentales a cultivar: evitar la irreversibilidad en las decisiones para garantizar la existencia permanente de sociedades abiertas, con posibilidades de disenso y diálogo entre posiciones diferenciadas, y ensanchar las oportunidades de participación popular directa a escala mundial y local. Porque preservar el clima exigirá la emergencia paralela de una ciudadanía democrática global y la recuperación o recreación de unas comunidades locales vivas y con capacidad de decisión y resistencia ante la globalización neoliberal y su detritus climático. Sin dejarse deslumbrar por los titulares del optimismo virtual de Cancún, este es el horizonte más prometedor que no hay que perder de vista, el verdadero legado de la eclosión y colaboración inédita de una multitud de iniciativas ecosociales alternativas en Copenhague [13].

Notas:

1 http://www.spiegel.de/wissenschaft/natur/0,1518,734120,00.html

2 http://www.ofraneh.org/ofraneh/fracaso_cop16.html

3 http://www.nytimes.com/2010/12/12/science/earth/12climate.html?_r=1&hp

4 http://pubs.iied.org/17089IIED.html?c=climate

5 http://www.guardian.co.uk/environment/2010/dec/03/Wikileaks-cables-cancun-climate-van-Rompuy

6 http://www.climate-justice-now.org/japan-threatens-progress-at-climate-talks-in-cancun/

7 http://www.albasud.org/detallespublicacion.php?id=34&section=3

8 http://cmpcc.org/2010/12/11/discurso-de-bolivia-en-cancun-10-diciembre-2010/#more-2519

9 http://www.katzeditores.com/fichaLibro.asp?IDL=134

10 http://rsta.royalsocietypublishing.org/content/369/1934/182.long

11 http://www.es.amnesty.org/losinvisibles/

12 http://daraint.org/climate-vulnerability-monitor/climate-vulnerability-monitor-2010/

13 http://albasud.org/detallespublicacion.php?id=27&section=3

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Richard Stallman:

“WIKILEAKS ES UN MODO DE RESISTENCIA”

Por: Richard Hax | Clarín

Referente internacional en el activismo de software libre, y el fundador del Free Software Foundation, considera a Julian Assange como un héroe. Pero disputa la utilidad de las últimas filtraciones diplomáticas.

Richard Stallman es un ser sui generis. Un especie de anti-Bill Gates, en el sentido que tiene una influencia enorme en el desarrollo de software a nivel mundial pero su meta no es enriquecimiento personal, o la creación de un producto capitalista, sino liberar el software para hacer un mundo mejor a través de su Free Software Foundation. Sí, es utópico. Nacido en 1953, el hacker estadounidense tiene una manera de ser a la vez arisca y abierta (escuchen el audio de la entrevista completa que acompaña esta nota – habla un castellano muy fluido). Enfatiza con vehemencia la diferencia entre el "software libre" (el movimiento que apoya) y "código abierto", que para el es otra cosa completamente. Ñ Digital lo consideró una fuente fundamental para seguir el debate acerca del acontecimiento WikiLeaks, ya que es uno de los activistas estadounidenses que basa su militancia por la libertad en y con la Web.

¿Qué opinas del papel que está jugando WikiLeaks?

Lo que pienso de WikiLeaks es que es una defensa contra las mentiras asesinas de los estados.

¿De todos los estados, o de los Estados Unidos?

De los estados. Porque no sólo los Estados Unidos miente. Muchos estados mienten. Y muchos estados matan. Pero los Estados Unidos es el más rico y el más poderoso todavía. Y ha lanzado guerras recientemente que han matado, en Irak, a un millón de personas.

¿Piensas que esto puede cambiar algo en la realidad de la política de los Estados Unidos?

No sé. Porque la política de los Estados Unidos me parece local. Y aunque Bush ha admitido que ordenó la tortura, la gente no presiona para investigarlo y acusarlo formalmente como se debería. Ya lo sabemos, porque lo ha admitido, que es culpable de la tortura. Entonces, si los Estados Unidos no lo acusan, debe hacerse en un tribunal internacional.

¿Qué te parecieron los contenidos de las filtraciones?

Hasta hoy no he visto nada muy interesante en los últimos artículos de WikiLeaks [nota de ed. La entrevista se hizo el pasado martes, 30 de noviembre]. Y por eso, no estoy convencido que estas filtraciones se tendrían que haber publicado. No creo que haya sido una buena decisión (por parte de WikiLeaks). No veo una razón para publicarlos.

En cuanto a los documentos acerca de las guerras, sí hay escándalos que el gobierno escondía del público por su vergüenza supongo, o por su deseo de evitar ser castigados por sus crímenes. En el caso de los cables diplomáticos no es lo mismo. Quizás es porque no las he visto todos los documentos... Es posible que algo importante esté por venir.

No pienso que sea deseable crear disputas entre estados o exponer toda la comunicación solo para exponerla. Pero cuando hay un escándalo o un crimen que el estado esconde, en este caso es importante exponerlo.

¿De lo contrario es solo chisme?

Sí, exacto. No veo el motivo de publicar qué piensan los diplomáticos estadounidenses sobre ciertos presidentes de otros países.

Parece, simplemente, que los diplomáticos estaban cumpliendo con sus cargos. Dijeron privadamente sus opiniones y evaluaciones… Pero es correcto que informaron al ministerio de las cosas que les parecían importantes.

Un punto acerca del cual no estoy completamente seguro es el punto de los países como Arabia Saudita que pidieron atacar Irán. No veo ningún escándalo. De todos modos Estados Unidos no atacó a Irán. Hay dos ataques que han sucedido: el del virus Stuxnet, por el que alguien esta matando a varios científicos, pero no sabemos si tiene algo que ver con esta comunicación. De todos modos, según parece, los que los Sauditas pidieron no fue esto, sino un ataque militar. Y no hubo. Entonces, la relación entre los sucesos reales y esa petición no me queda clara. No creo que estas publicaciones últimas nos hayan ayudado.

Pienso que WikiLeaks tendría que mantenerse más cerca de los escándalos, de los cuales hay muchos. Pienso que publicar comunicaciones privadas entre diplomáticos, cuando no hay nada importante detrás ellas, implica un riesgo de obstaculizar toda comunicación. Y esto no es deseable.

¿Puede ser culpa del ego del fundador de WikiLeaks?

No quiero buscar explicaciones psicológicas… Cuando no pienso que alguien ha elegido bien, eso no implica que tiene una falla personal. No estoy totalmente de acuerdo con su decisión, pero todo el mundo toma decisiones que uno puede criticar. Considero a Julian Assange como héroe, pero en este caso pienso que no dio en el blanco.

Bueno, muchísimas gracias por tu tiempo…

Pienso que WikiLeaks juega un papel en la resistencia a la tiranía, en la defensa de nuestra libertad contra los estados que odian a nuestra libertad. Pero si bastará para mantener una libertad, no lo sé. Es un reto muy difícil.

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Noam Chomsky:

EL SECRETISMO DE LOS GOBIERNOS

Por: Andrés Hax | Clarín

Ñ Digital comienza con una serie de entrevistas y análisis sobre fenómeno WikiLeaks. Aquí, una charla con uno de los intelectuales más importantes del Siglo XX y también uno de los críticos más virulentos de los Estados Unidos.

Las últimas revelaciones del sitio WikiLeaks han puesto a la comunidad internacional, a la diplomacia, al gobierno de los Estados Unidos y al periodismo mismo en un estado de debate, alerta y consternación. Aun es imposible predecir cuáles serán los efectos de las acciones actuales (pasadas y futuras) de la enigmática organización, liderada por el enigmático ¿periodista? ¿provocador? ¿activista? ¿hacker? australiano Julian Assange. A un lado del espectro de opinión se ubican los esperanzados que marcan estas acciones como un paso hacia la transparencia en las maniobras y acciones de los gobiernos del planeta. En el otro extremo se ubican los que acusan a Assange de ser casi un cómplice del terrorismo internacional; alguien que, lejos de estar cumpliendo un ideal periodístico, esta poniendo en riesgo las vidas de personas.

Entre ambas visiones se abre un debate gigantesco para el que Ñ Digital convoca a intelectuales y pensadores de distintos rubros. Este es el turno de Noam Chomsky, el lingüista más importante del siglo XX y uno de los críticos más prolíficos y feroces del gobierno de su propio país, los Estados Unidos. Desde su despacho en el Massachusetts Institute of Technology, en Cambridge, Massachusetts, contundente Chomsky ofreció algunas de sus impresiones iniciales sobre este tema que ocupa las tapas de todos los diarios del mundo en estos días.

¿Considera que lo que esta haciendo WikiLeaks es una forma legítima y ética del periodismo? ¿Y cuáles serán las consecuencias de estas revelaciones al corto y largo plazo?

Vale la pena recordar que el secretismo de los gobiernos se trata, sustancialmente, de la defensa del gobierno contra su propia población. Y en una sociedad democrática la población tendría que saber qué está haciendo su gobierno para poder monitorearlo y —de hecho— determinar qué hace el gobierno. Ahora, hay excepciones con las cuales todos están de acuerdo, pero en general el caso es así. Yo no he leído todos los cables, por supuesto, pero de lo que he visto me parece que ilustra la significancia de este punto: hay cosas en los cables que los gobiernos no quisieran que su propia población supiera. Creo que es una forma legítima del periodismo, pero creo que se tomarán medidas severas para bloquearlo.

¿Lo sorprende el trabajo que esta haciendo WikiLeaks

No es completamente nuevo. Ha habido muchas filtraciones antes —los Papeles del Pentágono, por ejemplo, en la cual yo participé, fue muy importante y más sustancial que este último. No me sorprende. Creo que mientras la accesibilidad a la información aumente con las modalidades electrónicas habrá más casos similares a este.

Qué WikiLeaks eligiera a medios tradicionales para editar y emitir las filtraciones en un primer instante, ¿es contradictorio con su postura filosófica de apertura?

Creo que no. Supongo que lo podrían haber subido directamente a Internet. Pero de esa manera circularía solamente dentro de la cultura de Internet y no entre un público general.

¿Cómo están manejando la información los medios estadounidenses?

Antes que nada tenemos que tener en cuenta que desde el principio hay un mecanismo de filtros muy severo. Entonces, los cables diplomáticos mismos proveen al gobierno lo que los diplomáticos quieren que sepan y lo que asumen que el gobierno mismo quiere oír. Entonces ya de entrada están muy editados, desde el principio.

Por ejemplo, uno de los cables más incendiarios salidos hasta ahora: el rey Saudita llamando por el bombardeo de Irán. Bueno. Eso fue seleccionado. No sabemos el contexto. Solo tenemos las frases que eligieron los diplomáticos.

Después hay una forma de censura mucho más severa que son los títulos de los diarios que dicen que los estados árabes están aterrorizados por Irán y que quieren que los Estados Unidos hagan algo al respeto. Bueno, hay un hecho muy significante escondido en esta cuestión: hay encuestas de opinión del occidente árabe. La más reciente fue publicado por el Brookings Institute el mes pasado —una encuesta muy cuidadosa— que mostró que en el mundo árabe el 10 por ciento de la población ve a Irán como una amenaza, mientras que un 80 por ciento ve a los Estados Unidos e Israel como una amenaza. Esto no se revela acá [en estas noticias]. Antes que nada, a los diplomáticos no les importa, no les importa la gente, solo les importan los dictadores. Al Departamento de Estado tampoco le importa, por las mismas razones, y aparentemente a los medios tampoco les importa: porque esto es información pública… Y todo esto refleja un profundo desprecio por la democracia. Y no solo en el gobierno, también en la cultura intelectual y de los medios. Esto es otro tipo de selección; selección severa. Y si miras a los otros documentos publicados ves muchos casos similares.

¿Estos cables demuestran que la administración de Obama es, en muchas formas, una continuación de la de Bush?

Sí, pero eso ya lo sabíamos.

¿Tiene algún mensaje esperanzador de cara al futuro?

Bueno, mi último libro publicado se llamó Esperanzas y perspectivas que salió primero en castellano, porque su origen fue en charlas que di en Sudamérica… La parte de esperanza es mayormente sobre Sudamérica. Creo que han estado pasando cosas de gran esperanza allí en la última década. No podemos predecir la historia humana. Pero si miras hacía atrás puedes encontrar un momento cuando parecía imposible que se abandonará la esclavitud, o que se permitiría derechos a las mujeres… Las cosas cambian. Pero cambian si la gente las cambia. No cambian solas y no cambian gracias a los líderes políticos.

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Jon Lee Anderson:

“FILTROS PARA FILTRACIONES”

Por: Andrés Hax | Clarín

Autor de una de las biografías del Che Guevara más vendidas, y uno de los cronistas de guerra más conocidos de nuestros tiempos, Anderson aportó su visión sobre el fenómeno de WikiLeaks. Atendió a Ñ Digital desde su casa, en Londres, recién llegado de Afganistán, un contraste que le permitió medir el impacto de las filtraciones en uno y otro mundo.

Una de las acusaciones más serias contra Julian Assange es que ha puesto vidas en peligro. Usted conoce los campos de batalla estadounidenses íntimamente. ¿Cómo evalúa esta acusación?

Para ser honesto, no he escuchado ninguna evidencia directa de que la información que él ha filtrado haya puesto vidas en peligro. Por supuesto WikiLeaks es algo que está en la boca de todos — y me he encontrado con muchos periodistas y también algunos oficiales estadounidenses en Afganistán, y nadie lo mencionó. Entonces, no es algo que está muy presente en la mente de estas personas. No es una respuesta científica, pero es lo mejor que puedo dar en el momento. Es un tema marginal.

¿Considera a Assange como periodista? ¿Qué impacto puede tener sobre el periodismo ahora y a largo plazo?

Contestaré la primera parte de la pregunta después, porque aún estoy tratando de entenderlo… No me gustaría llegar a conclusiones o definiciones muy apresuradas sobre qué es lo que pienso que es WikiLeaks. Aún está en evolución. Es todo muy "Brave New World" ("Un mundo feliz"). Creo que aún no se puede definir. Es parte de un debate más amplio sobre cómo está cambiando el periodismo en términos generales. Podemos agregarle WikiLeaks a este debate en curso en cual todos participamos. ¿Hacia dónde va la industria, cómo cambia la tecnología la percepción del público, cómo su relación con las noticias y con los políticos — junto a nuestra propia habilidad para entender y comunicar los eventos de nuestros tiempos como periodistas?

Todo esta cambiando. Y WikiLeaks es parte de esto. Y es posible por la revolución tecnológica que aún estamos experimentando. Pero forma parte de una tradición de cruzadas o de revelaciones de secretos. Dentro de los medios siempre ha habido un sector encargado de esta función. Yendo al pasado hay casos famosos. Y lo de WikiLeaks forma parte de esa tradición. Sin embargo, creo que también es cierto que Assange y sus colegas se ven como activistas públicos.

Y esto no se limita necesariamente a WikiLeaks. Lo he observado en el último año (tengo amigos en Human Rights Watch) y con cada vez más frecuencia estas personas están haciendo el trabajo, en algunos casos, que hacían periodistas de investigación tradicionales. Pero hay tan pocas organizaciones de noticias que subvencionan, mantienen o realmente han apoyado equipos de investigación propios. Y eso ha dejado un vacío que se tuvo que llenar, y que se está llenando —en muchos casos— por activistas sociales y por organizaciones como Human Rights Watch. Algunos de sus informes no son meramente noticias legítimas, sino que también son bien narrativas. Si miras a los diarios, cada vez más están tomando la posta de tales organizaciones, ni hablar de WikiLeaks (sic).

Volviendo a la otra pregunta: ¿cómo esta afectando las noticias? ¡Por dios! Yo llegué la noche anterior de Afganistán a una Inglaterra que estaba transformada en cuanto a la prensa… Si uno mira la prensa de calidad, por supuesto The Guardian, que está participando en este consorcio de diarios que están publicando las filtraciones… está lleno, por un lado, de las revelaciones de WikiLeaks; por otro lado, de noticias sobre WikiLeaks y sus consecuencias; y agregado a esto, noticias sobre las reacciones sobre WikiLeaks, que es político.

Entonces, WikiLeaks ahora no es solamente un divulgador de información oculta, sino que también está afectando los acontecimientos globales. O, de todas formas, la percepción de acontecimientos globales. Estamos viviendo tiempos fascinantes.

¿Qué significa la participación activa de los grandes medios en editar y difundir las filtraciones de WikiLeaks? ¿Le da más credibilidad a Assange? ¿Por qué no lo subió a su sitio no más?

No tengo respuesta al por qué no subió simplemente las filtraciones a la Web. Pero claramente aumenta su credibilidad y lo legitimita a un nivel extraordinario. Que cinco de los diarios líderes del mundo occidental participen y cooperen publicando la información dada por WikiLeaks le da una legitimidad enorme… Crea un argumento contundente contra esas voces políticas que están pidiendo que Assange sea ejecutado…

Allí está The New York Times. Hay que decir que The New York Times ha sido, históricamente, una publicación de registro del mainstream; y también ha sido un importante filtro para información filtrada por agencias del gobierno de los Estados Unidos… Aun afuera del tema de WikiLeaks, reiteradamente se muestra dispuesto a publicar información en su primera plana con referencia a la guerra en Afganistán que está filtrada directamente por fuentes importantes, anónimas, del gobierno estadounidense. Y con fines políticos.

Puedo pensar en por lo menos cuatro artículos que he leído yo mismo en el último mes en los cuales el diario, en el tercer o cuarto párrafo, dice: "hemos omitido el nombre de la fuente por pedido de la Casa Blanca." Aunque estés de acuerdo o no, muestra que han adoptado una posición de filtro para la Casa Blanca.

¿Y eso lo ves como una actitud sumisa o colaboracionista?

Es una actitud de colaboración. Estoy pensando en un artículo donde se reveló, en una primera instancia en The New York Times, que el gobierno de los Estados Unidos y de Karzai estuvieron activamente reclutando a defectotes talibanes para que se fueran a Kabul — y hasta fueron transportados por helicópteros estadounidenses dentro de negociaciones secretas; y después, ¡ese mismo diario reveló que el supuesto mediador talibán era, en realidad, un impostor! Y que ellos conocían su nombre desde el principio, pero que —por pedido de la Casa Blanca— habían ocultado la información. Ahora. La primera información fue filtrada por la Casa Blanca: querían que se supiera que estaban negociando con los talibanes, para lograr un efecto político. Pero después el mismo diario se prestó a revelar que esa persona (cuyo nombre conocían desde el principio, pero en sólo ese segundo momento revelaron) era un impostor.

¿Estás sugiriendo que la Casa Blanca está editando The New York Times?

No iría tan lejos. Esas son tus palabras, no las mías… Pero creo que a veces esa relación es cuestionable y se debe debatir. Me preocupa, en cierto grado. Uno tiene que tener cuidado sobre cuánto uno se convierte en filtro para figuras o instituciones del poder. Ahora, menciono esto porque al mismo tiempo este mismo diario es parte del grupo de diarios que está publicando WikiLeaks; que al mismo tiempo está molestando al mismo gobierno estadounidense, que también provee filtraciones al mismo diario. Es una situación fascinante. Y, personalmente, me siento incómodo al ver cómo nuestros diarios se convierten en filtros para las filtraciones. Esto no es una forma indirecta de decir que me preocupa el tema de WikiLeaks. Estamos en una crisis de confianza pública en nuestras instituciones públicas. Y este fenómeno de WikiLeaks pone en evidencia esto mismo. Recién estamos viendo los primeros relámpagos de un problema mucho más grande, que es que no tenemos debates honestos y saludables…

Yo estaba intentando pensar qué es realmente lo que pienso sobre todo esto. ¿Estoy de acuerdo con toda esta gente que esta tan indignada?... Y en el fondo, la pregunta es: ¿He leído algo en las filtraciones de WikiLeaks que no hubiera querido saber? ¿O algo que ha afectado la seguridad de nuestro mundo? Y la respuesta es, no. Entonces, uno tiene que ponerse a un lado y preguntarse ¿Por qué es así? Y es porque nuestros gobiernos se pasan todo el tiempo filtrando la información que ellos mismos eligen para influir la opinión pública.

¿Cómo compara las filtraciones diplomáticos con los de la guerra? ¿Es posible que estas últimas filtraciones le vayan a jugar en contra a Assange y WikiLeaks?

Sólo en el sentido que ha sumado un montón de enemigos. Estas últimas filtraciones afectaron directamente las carreras de muchas personas. Pero ambos están motivados, en su centro, por un impulso parecido, que es un ideal casi anarquista de desafiar a los gobiernos y a las instituciones que han llevado a nuestras sociedades a sus dilemas actuales.

¿Piensas que lo van a callar?

No lo van a callar. Él va a encontrar una forma de seguir sacando su información. Y no creo que el público se enoje cuando saque sus próximas filtraciones sobre Bank of America. Dado el colapso económico, dadas las sospechas sobre los bancos como instituciones, dadas las decisiones políticas que nos han llevado a guerras controversiales y conflictos que no terminan y cuestan cantidades enormes de dinero… Dado todo esto, es un fenómeno imparable. Es un síntoma de nuestros tiempos.

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Un país de los ricos.

LA NUEVA OLIGARQUÍA DE EEUU

Por: Andy Kroll

Hay una guerra en proceso. No hablo de las sangrientas desventuras de Washington en Afganistán e Irak, sino de una guerra dentro de nuestras propias fronteras. Es una guerra peleada en televisión, en la radio y en la Internet. Una guerra de palabras e imágenes, de medias verdades, dobles sentidos y mentiras. Hablo de una guerra política entre conservadores y liberales, Demócratas y Republicanos. Hablo de una guerra de gastos, motivada por grupos sigilosos y por donantes anónimos con bolsillos profundos. Es una guerra que se encuentra en posición de derribar lo que queda de la democracia en EEUU.

La derecha ganó la batalla inicial. En las elecciones de mediados del 2010, sombrías organizaciones de fuera (quienes no tuvieron que revelar sus donantes hasta mucho después de la elección, si alguna vez lo hicieron) apoyando a candidatos republicanos dieron $190 millones, gastando más que sus adversarios por un margen de dos a uno, de acuerdo con el Center for Responsive Politics. El American Action Network, operado por el consultor republicano Fred Malek y el ex-Senador republicano Norm Coleman, gastó $26 millones; la U.S. Chamber of Commerce gastó $33 millones; y American Crossroads and Crossroads GPS de Karl Rove gastaron $38,6 millones, combinadas. Sus inversiones en candidatos conservadores dieron frutos: 62 sillas en el Congreso y 6 en el Senado tomadas por republicanos, la mayor cantidad en la era de la post-guerra, literalmente una victoria histórica.

Bruscamente despertados de su complacencia y ya no disfrutando más la victoria de Barack Obama en el 2008, los demócratas adinerados planean su respuesta. El magnate de los medios de izquierda David Brock planea crear un grupo de fuera llamado American Bridge en respuesta a los grupos Crossroads de Rove, los cuales pelearán en las trincheras del gasto de campaña del 2012. Muchos grupos como los de Brock seguro aparecerán, conforme los demócratas liberales y centralistas se preparan para un asalto de $500 millones prometido por la Cámara de Comercio y otros grupos afines.

Inclusive la administración de Obama, la cual rechazó a los grupos de fuera en el 2008, ha abierto la puerta para una guerra de gastos secreta. Los demócratas piensan combatir fuego con fuego "¿Es mejor el dinero pequeño? Seguro. Pero estamos en una maldita pelea" me dijo el estratega y recaudador de fondos democrático Harold Ickes recientemente. "Y si estás en una pelea, estás en una pelea y usas todos los medios disponibles legales."

El fin del juego, claro, es una guerra sin fin. Los grupos de fuera ya no irán y vendrán cada dos años. Ahora, estos grupos sacarán anuncios de ataque, enviarán correos y desplegarán llamadas automáticas todo el año, en lo que será una campaña perpetua para convencer a los votantes y elegir legisladores amigables. "Definitivamente estamos construyendo una base," fue como lo explicó Steven Law, presidente de American Crossroads

Esto es lo que hoy en día se hace pasar como el alma y el corazón de la democracia americana. Antes, los ciudadanos en grandes números, motivados por sindicatos, partidos políticos o alguna causa mayor, determinaban el curso de la política de EEUU. Después de la segunda guerra mundial, una clase media en crecimiento era el bloque de votos más importantes, mientras que, en esas mismas décadas, las clases trabajadoras y medias disfrutaron de una mejor prosperidad económica relativa que sus contra partes adineradas. Digan adiós a eso. Ahora somos un país manejado por los ricos.

No es de sorprenderse, el poder político tiende a seguir a la riqueza. Lo que esto significa es: no se puede entender como los ricos tomaron control de la política estadounidense, y posiblemente de la sociedad toda, sin primero entender como un pequeño grupo de estadounidenses se hizo de tanto dinero en primer lugar.

La historia comienza a fines de los 70 y continúa durante los años de Obama, un periodo en el cual la política estadounidense ha sido tan pesada hacía los ricos que ahora vivimos en el peor período de desigualdad económica en la historia moderna. Consideren las estadísticas: hace 50 años, el 1% más rico de los estadounidenses representaban uno de cada diez dólares del ingreso nacional; hoy es casi uno de cada cuatro. Entre 1979 y el 2006, el ingreso promedio de cada hogar después de impuestos (incluyendo beneficios) del 1% más rico aumentó 256%; los hogares más pobres vieron un aumento del 11%; los hogares de clase media, 21%, mucho del cual se debe a las familias con dos ingresos.

El gurú de los impuestos David Cay Johnston recientemente analizó los números y descubrió una división aún más marcada. Por un lado, el número de estadounidenses que ganan un ingreso constante bajó por 4,5 millones entre el 2008 y el 2009, mientras que el salario promedio en los Estados Unidos bajó por 1,2% a $39.055. Por otro lado, el salario promedio de los estadounidenses que ganan más de $50 millones al año fue de $91 millones en el 2008 y de $84 millones en el 2009.

El ecónomo de la Universidad de Harvard Lawrence Katz explicó la situación de los estadounidenses de la siguiente forma:

"Piense en la economía estadounidense como un complejo de departamentos. Hace un siglo --inclusive hace 30 años-- era algo envidiable. Pero en la última generación su carácter ha cambiado. Los áticos de lujo en la cima son cada vez más grandes. Los departamentos de en medio se sienten cada vez más apretados. Y el sótano está inundado. Para terminar, el elevador está descompuesto. El elevador fuera de servicio es lo que más deprime a la gente."

Llamemos a la selecta minoría en el ático de lujo la Nueva Oligarquía, un pequeño fragmento de la población estadounidense con una enorme riqueza, la cual representa una parte desproporcionada de la riqueza del país. Son magnates petroleros y de los medios, ejecutivos corporativos, cambiadores de fondos de cobertura, filántropos y miembros de la industria del entretenimiento. Dependiendo de donde uno trace la línea son el 1%, el 0,1% o inclusive el 0,01% de la población americana. Cuando la Corte Suprema dio su veredicto Citizens United abrió las compuertas para que un torrente de donativos anónimos de parte de esta oligarquía pudiese llover desde las alturas para inundar las tierras políticas debajo.

"La guerra de los treinta años"

¿Cómo llegamos aquí? ¿Cómo es que una nación predominantemente de clase media se tornó en una oligarquía? Encontrará respuestas a estas preguntas en "Winner-Take-All Politics" un nuevo y revelador libro del científico político Jacob Hacker y Paul Pierson. Los autores tratan los números disponibles sobre la riqueza y pobreza en EEUU como una escena del crimen repleta de pistas, sospechosos, callejones sin salida y coartadas.

A diferencia de muchos expertos, políticos, y académicos, Hacker y Pierson se resisten a culpar a los sospechosos usuales: globalización, el surgimiento de una economía basada en la información y la muerte de la manufactura. El culpable en su drama es la política estadounidense misma en los últimos treinta años. Las pistas para entender el surgimiento de una nueva oligarquía se encuentra no en Nueva York o Nueva Delhi, sino en el Capitolio, junto con la avenida Pensilvania y la calle K, ese refugio en un mundo sin corazón para los lobbistas de Washington.

"Paso a paso y debate a debate", escriben, "los dirigentes públicos de EEUU han re-escrito las reglas de la política americana y de la economía americana de formas que benefician a los pocos a costa de los muchos."

La mayoría de los relatos sobre la desigualdad en EEUU datan de la década de los 80 con la administración del Presidente Ronald Reagan, el ícono anti-gobierno cuyas "Reaganomics" son comúnmente señaladas como la causa de los problemas actuales. Error, dicen Hacker y Pierson. Los orígenes de la oligarquía se remontan a finales de los 70 y a la poco probable figura de Jimmy Carter, un presidente demócrata con un congreso demócrata. Fueron los logros y fracasos de Carter, argumentan, los que lanzaron lo que el economista Paul Krugman ha llamado "la Gran Divergencia."

En 1978. la administración Carter y el Congreso aplicaron un plumón rojo a la ley de impuestos, cortando la tasa máxima del impuesto sobre la renta del 48% al 28%, una bendición para los estadounidenses adinerados. Al mismo tiempo, el esfuerzo más ambicioso en décadas para reformar la ley laboral americana para facilitar la formación de sindicatos murió en el senado, a pesar de una super mayoría demócrata de 61 votos. Asimismo, una propuesta para una oficina de representación para el consumidor, una agencia de apoyo de $15 millones que trabajaría a favor del estadounidense promedio fue derrotada por un lobby de negocios cada vez más poderoso.

Ronald Reagan, se podría decir, simplemente tomó la batuta que le entregó Carter. Su Economic Recovery and Tax Act (ERTA) en 1981 agrupaba una gran cantidad de regalitos que cualquier oligarquía apreciaría, incluyendo recortes de impuestos a corporaciones y recortes de impuestos sobre ganancias y posesiones, y un 10% de exclusión sobre el impuesto sobre la renta para parejas casadas en familias con dos miembros trabajadores. "ERTA fue el máximo triunfo legislativo de Reagan, una re-escritura fundamental de las leyes de impuestos de la nación en favor de resultados del ganador-se-lleva-todo."

La mesa estaba puesta para que los ricos se separasen de manera definitiva y abrumadora de los demás. El momento del fervor de los recortes de impuestos llegó a las administraciones de George H. W. Bush y Bill Clinton, y en el 2000 se convirtió en el grito de batalla de la campaña de George W. Bush. Fue Bush II, después de todo quien le dijo a un cuarto lleno de donadores un una cena de $800 el plato:"Algunas personas les llaman la elite, yo los llamo mi base," y quien prometió que sus recortes de impuestos del 2001 serian una bendición para todos los estadounidenses. No lo fueron: según Hacker y Pierson, el 51% de los beneficios van al 1% más rico.

Estos recortes estarán con nosotros por mucho tiempo si el partido republicano se sale con la suya. Acepte la palabra del congresista republicano Dave Camp al respecto. El 16 de noviembre, Camp, un republicano de Michigan, dijo que la única solución aceptable para los recortes de la era Bush no era únicamente protegerlos para todos aquellos con ingresos, ricos o pobres, sino pasar más medidas similares. Cualquier cosa en medio, cualquier compromiso, incluyendo la propuesta del Presidente Obama para extender los recortes de Bush a las clases media y trabajadora pero no a la rica era "una pésima idea, un punto de no-inicio."

¿Por qué debería importarnos lo que dice Dave Camp? He aquí la respuesta: en enero él heredará el asiento de mando en el poderoso comité de Ways and Means del congreso, aquél encargado de escribir las leyes de impuestos de la nación. Y aún cuando muchos estadounidenses no reconozcan su nombre, el mensaje de Camp seguramente hizo que las elites adineradas de América suspirasen con alivio. Podría resumirse así: no teman, estadounidenses adinerados, su dinero está a salvo. Las políticas que los hicieron ricos no van a ninguna parte.

Destruyan esta ley

Cuando re-escribir el código de impuestos fue demasiado difícil, demoler regulaciones funcionó casi igual de bien. Esto es especialmente cierto en el mundo financiero. Allí, un legado de des-regulación transformó una industria relativamente formal en una cultura de casino, dando paso a una era de ganancias obscenas, generosos bonos y la "financiarización" de la economía estadounidenses.

Seis de abril de 1998: es un buen punto de partida en la historia de la res-regulación financiera. En ese día, dos habitantes demasiado conocidos de Wall Street, Citicorp y Travelers Group, acordaron una fusión histórica de $140 mil millones. El trato requirió de mucho cabildeo, pero eventualmente los jefes de estos bancos lograron una excepción a la ley Glass-Steagall, la ley de la era del New-Deal que aislaba a los bancos de las más riesgosas casas de inversiones. La institución resultante, Citigroup, sería el banco supermercado más grande de la historia. Un matrimonio de ventanillas de cajeros con escritorios de cambiadores, banca para el cliente y de inversiones de alto riesgo, de pronto bajo un mismo techo sin regulaciones. Demostraría ser una combinación explosiva si no letal.

La fusión causó visiones de un futuro donde los Estados Unidos dominarían financieramente el planeta. Lo único que se interponía en el camino era la cinta roja regulatoria. Al menos eso es lo que los proponentes del mercado libre como el entonces senador republicano Phil Gramm veían. Gramm, quien como asistente al candidato presidencial John McCain llamó de manera infame a EEUU una "nación de llorones", fue en realidad la fuerza principal tras dos de las más influyentes piezas de des-regulación en la historia reciente.

En 1999, el Presidente Clinton firmó el acto Gramm-Leach-Bliley, un torrente de medidas de des-regulación que destruyó a la Glass-Steagall. En diciembre del año siguiente, Gramm sigilosamente incluyó el acto Commodity Futures Modernization de 262 páginas en una ley de gastos masiva de $384 mil millones. La ley de Gramm evitaba que reguladores como la Securities and Exchange Commission (SEC) atacaran al sombrío mercado de "derivados de mostrador", hogar para miles de millones de dólares en instrumentos financieros opacos que, años después, casi demolerían la economía americana.

Como presidentes, tanto Bill Clinton como George W. Bush abrazaron la des-regulación financiera. Como resultado, durante un atracón de gula financiera, Wall Street engordó de manera nunca antes vista. Entre 1929, el año donde se inició la Gran Depresión y 1988, las ganancias de Wall Street promediaban 1,2% del producto interno bruto de la nación; en el 2005 esa figura se elevó a 3,3% conforme los bonos de la industria alcanzaron niveles nunca antes vistos. En el 2009, un mal año para la mayoría de estadounidenses, los bonos de la industria llegaron a $20 mil millones. Tanta riqueza en tan pocas manos. Nada explica el alza de la nueva oligarquía americana de manera más contrastante.

Claro, no solo lo que hicieron los políticos es responsable de la oligarquía de hoy, también es culpable lo que no hicieron. Un ejemplo clásico: en los 90s el Financial Accounting Standards Board (FASB), un regulador americano privado de contaduría apuntó su mira hacia un resquicio legal lo suficientemente grande como para manejar un camión de volteo a través de él. Hasta ese entonces, las opciones de acciones incluidas en los paquetes de pago fuera de control para ejecutivos --valorados en posiblemente decenas de millones de dólares-- se valuaban en cero al expedirse. Eso es correcto: cero, nada. Cuando FASB y la SEC intentaron cerrar el resquicio el gran capital saltó para defenderlo. Una avalancha de dinero llegó a los bolsillos de lobbistas de la calle K y asociaciones titánicas de cambiadores. Al final, nada sucedió. O más bien, todo continuó sucediendo. El resquicio sobrevivió.

Un Mundo Feliz para Citizens United

Hacker y Pierson nos guían de manera apta por 30 años de política e inacción jurídica (desde el punto de vista de los ricos) de "el-ganador-se-lleva-todo." Ofrecen una vistazo revelador al paisaje que ayudó a crear la nueva oligarquía, pero una vista crucial apareció demasiado tarde para ser incluida por los autores.

Ningún entendimiento del alza de la nueva oligarquía puede estar completo sin explorar los efectos del fallo de la Corte Suprema en el caso January Citizens United, el cual solidificó su poder de una forma que ningún recorte de impuestos anterior pudo hacerlo. Antes de Citizens United, los ricos usaban su dinero para sutilmente dar forma a la política, cortejar políticos e influenciar elecciones. Ahora, con tanto dinero entrando a sus bolsillos y el grifo de contribuciones bien abierto, pueden simplemente comprar la política americana siempre y cuando el precio sea el correcto.

No hay ningún error en como, en menos de un año, Citizens United ha radicalmente inclinado el campo político de juego. Junto con muchos fallos de la corte, dio lugar a American Crossroads, American Action Network y muchos otros grupos similares que ahora pueden recaudar donativos ilimitados con un juego patético de requisitos para revelar a sus financiadores.

Lo que la presente Corte Suprema, en sí misma el fruto de varias administraciones seguidas empeñadas en la des-regulación y los recortes de impuestos, ha asegurado es esto: en una "democracia" estadounidense, solo el público permanece a oscuras. Incluso para reporteros dedicados, rastrear a estos grupos es como perseguir sombras: direcciones oficiales llevan a apartados postales; no se regresan llamadas; las puertas se cierran en tu cara.

El pequeño vistazo que tenemos de las personas que financian esta operación es un quien es quien de la nueva oligarquía: los multimillonarios Hermanos Koch ($25,1 mil millones); financiero George Soros ($11 mil millones), el CEO de fondos de cobertura Paul Singer (su fondo, Elliott Management, vale $17 mil millones), el inversionista Harold Simmons (valor neto: $4,5 mil millones); el capitalista de riesgo de Nueva York Kenneth Langone ($1,1 mil millones); y el magnate de bienes raíces Bob Perry ($600 millones).

Luego está la plantilla de corporaciones que han utilizado su generosidad para influenciar la política americana. Compañías de seguros de salud, incluyendo United Health Group y Cigna donaron la impresionante cifra de $86,2 millones a la Cámara para matar a la opinión pública, inyectando el dinero mediante el grupo America's Health Insurance Plans. Y gigantes corporativos como Goldman Sachs, Prudential Financial, y Dow Chemical han dado millones más para cabildear contra nuevas regulaciones financieras y químicas.

Como resultado, la historia central de las elecciones de mediados del 2010 no es la victoria republicana o la derrota demócrata o la ira Tea Party; es la guerra relámpago del dinero exterior, la mayor parte del cual proviene de organizaciones de derecha como el American Crossroads de Rove y el U.S. Chamber of Commerce. Es una triste ilustración de lo que sucede cuando tanto dinero termina en manos de tan pocos. Y con las reformas a los gastos de campaña derrotadas por años por venir, la guerra de gastos solo empeorará.

De hecho, los expertos predicen que los gastos en las elecciones del 2012 romperán todos los récords. Piénselo de esta manera: en el 2008, el gasto electoral total llegó a $5,3 mil millones, mientras que los $1,8 mil millones gastados únicamente en la campaña presidencial duplicaron el total del 2004. ¿Qué tan alto podemos llegar en el 2012? ¿$7mil millones? ¿$10 mil millones? Al parecer el cielo es el límite.

No es necesario esperar, sin embargo, a que llegue el 2012 para saber que el mero volumen de dinero que está siendo bombeado a la política estadounidense se burla de nuestra democracia (o lo que queda de ella). Peor aún, existen pocas soluciones para detener el flujo de efectivo: la ley DISCLOSE, cuyo objetivo es contrarrestar los efectos de Citizens United, ha fracasado dos veces en el Senado este año; y la mejor opción, financiamiento público de elecciones, no logra una audiencia en Washington.

Hasta que los legisladores limiten el dinero en la política, a la vez que obligan a los donantes a revelar sus identidades y a no esconderse en las sombras, la nueva oligarquía solo crecerá en estatura e influencia. Si no es frenada, esta elite continuará por deshacerse de los últimos miembros del Congreso que no están al servicio de sus personas y "contribuciones" (véase: Russ Feingold de Wisconsin) y los reemplazarán con legisladores dispuestos a hacer su trabajo, un Congreso lleno de políticos temporales obedientes listos para darle a sus donantes lo que quieren.

Nunca antes los Estados Unidos se vieron tanto como un país de los ricos, por los ricos y para los ricos.

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