|

FRANCISCO PANCHO ALCAZAR

EN EL CIELO DE LA POESÍA / (IN MEMORIAM)

Por: Róger Santivañez
And the song , from beginning to end,
I found again in the heart of a friend
-Longfellow-
1
Esta historia comienza en la primavera de 1986. Invitados por Carlos Angulo vía Dalmacia Ruíz Rosas, José A. Mazzotti y quien redacta este testimonio asistimos a la primera reunión de coordinación en el recién estrenado local de El Nuevo Diario sito en Parque Orquídea, Pueblo Libre. Allí –nosotros tres, José, Dalmacia y yo- miembros del Comité Editor del suplemento cultural de los domingos Asalto Al Cielo, conocimos a Pancho Alcázar. Inmediatamente fuimos capturados por su extraordinaria simpatía, su pasión política y su amor por el arte y la poesía.

Pancho era el gerente de la empresa que publicaba el periódico y por lo tanto tenía un lugar –al más alto nivel- en la mesa del Directorio, junto al Presidente del mismo, y del director periodístico que era Carlos Angulo. Traigo esto a colación porque allí fue donde nuestro amigo se batía –semana a semana- en defensa del suplemento cultural Asalto Al Cielo. Sucede que en el Directorio había militantes izquierdistas que estaban en desacuerdo con la línea del suplemento. A ellos –acostumbrados a una pedestre visión de lo que debía ser un arte al servicio de la Revolución, muy cerca del llamado social-realismo- se rasgaban las vestiduras cada lunes ante la fusión de Revolución, liberación erótica y arte de vanguardia que nosotros planteábamos en cada número de nuestra revista dominical. De este modo, Asalto Al Cielo sobrevivía a capa y espada en cada edición.

2

Terminada la experiencia de El Nuevo Diario a fines de 1986, los tres poetas y su mecenas Pancho Alcázar –no dudo en esta calificación en razón de su nobleza y generosidad- decidimos fundar el sello Asalto Al Cielo / Editores en el verano de 1987. El primer libro de nuestra editorial fue la antología de la generación del 80 titulada La última cena debido a sus doce integrantes, a saber: José Alberto Velarde (kloaka-ex que radica en París), Raúl Mendizábal, Julio Heredia, Dalmacia Ruíz Rosas, Rafael Dávila-Franco (hoy afincado en Boston), Domingo de Ramos, Eduardo Chirinos, José Mazzotti, César Ángeles, Rodrigo Quijano, Jorge Frisancho y el autor de estas líneas. Pegoteamos medio Lima con un afiche diseñado por Pancho, tomado de la carátula que –a su vez- fue trabajada sobre una hermosa fotografía de Jorge Kreimer y con el cuasi punky logotipo original creado por Carlos Sotomayor. La presentación fue en el auditorio de la Municipalidad de San Isidro y contó con una coreografía de ballet moderno a cargo del grupo Danza Lima. Esto ocurrió el 11 de diciembre de 1987.

Para el verano de 1988 Asalto Al Cielo/ Editores preparó un libro –a cargo de Patricia Roncal, la subterránea María T-ta-, en realidad un cancionero, con los más emblemáticos temas de todas las muchas bandas subtes que –a la sazón- empezaron a germinar en Lima, bajo el impulso inicial de los cinco grupos fundadores: Leuzemia, Narcósis, Guerrilla Urbana, Zcuela Crrada y Autopsia. Y para la segunda mitad del año se planearon seis libros de poesía: Arquitectura del espanto de Domingo de Ramos, Reino de la necesidad de Jorge Frisancho, El chico que se declaraba con la mirada con mi firma, Castillo de Popa de José A. Mazzotti, Baile de Dalmacia Ruíz Rosas, y Aproximación a S. Colonia & otros poemas de Rodrigo Quijano, edición limeña, ya que desde Paris bajo el sello Kloaka Internacional, José Velarde había lanzado este libro en 1986. Sólo se imprimieron y llegaron a circular los libros de Frisancho, De Ramos y el mío. Los demás –por razones de índole técnica- no pudieron ser editados. Quiero mencionar aquí a Fabiola Alcázar Moreau y a Daniel Villa, gracias a quienes –debido a su entrega y arduo trabajo- aquellos libros de poesía vieron la luz.

3

Ahora nuestro querido mecenas, protector y amigo Francisco Javier Alcázar Miranda ha muerto. Hace unas pocas semanas su aliento tan vital y contagiante rebeldía, se apagaron para siempre. Por eso he querido escribir estas líneas en su memoria. Recordar la íntima relación que sostuvimos con él. Y también revalorizar sus anteriores experiencias mediáticas como la muy interesante y diferente revista Hermano Lobo (1982) en la que estuvo –entre otros- con Ricardo Calmet y Benjamín Sevilla. Y en la que colaboró Fietta Jarque, después reconocida periodista de El País en España. Así como su apoyo –eficaz y desinteresado- a diversos grupos artísticos, por ejemplo el Teatro del Sol de los ya fallecidos Felipe Ormeño y Alberto Montalva. El fanzine La Ansia del subte Armadillo. La revista rockera Pose. O el conjunto Delpueblo de Piero Bustos y los Quilca Shows o mejor Chous realizados hacia 1988 y 89 –tomando la calle por asalto- en el boulevard del mismo nombre, centro de Lima.

Toda una historia por contar, de la que aquí solo hemos hecho un esbozo. Se fue el inolvidable Pancho. Ya nunca jamás volveremos a encontrarnos con él en su casa de Talara 549, Jesús María para chambear juntos, para celebrar la vida, para cantar en coro –él era un talentoso guitarrista- para volar a los paraísos equidistantes de la memoria, de donde no se vuelve, sino con la insignia del Che Guevara y un ramo de rosas rojas, así como a ti te hubiera gustado, querido hermano lobo, the abuelo of Asalto Al Cielo. Hasta la Victoria final.

[Roger Santiváñez, 11 de Julio de 2010, solitarias praderas de New Jersey]

www.tercaopinion.org



Enviado por terca opinion en 18:40. etiquetas . Puede seguir a través de RSS 2.0. Deje un comentario

Anteriores

Temas