No hay cambio de giro en la política norteamericana OBAMA COPADO POR LOS HALCONES
Por Efraín Rúa
Hace pocos días Barack Obama soltó una frase que dejó en claro que no tiene todas las riendas a la mano en cuanto a política exterior: “No puedo presionar un botón y reinstaurar en el cargo a Manuel Zelaya”. De esa manera, justificó la permanencia de los golpistas que desalojaron del poder al presidente de Honduras.
Todos los analistas coinciden en que el poder económico y militar de Estados Unidos tiene su propia agenda respecto a la política exterior. Si no fuera así, el bloqueo económico, tal como lo aplican en Cuba, podría traerse abajo a los golpistas comandados por Roberto Micheletti que dependen de ella en un 80%.
La ironía de Obama respecto a que "algunos de los que han criticado la injerencia de EE.UU. en América Latina”, se quejan ahora de que su gobierno “no está interfiriendo lo suficiente" para traerse abajo a los golpistas, esconde esa verdad: que los halcones tienen su propia agenda y que la van a desarrollar sin importar la presencia de un demócrata como Obama.
Ese poder se concentra en el Pentágono, sede del Departamento de Defensa de los Estados Unidos, en el que actúan los que desarrollan las guerras de Irak y Afganistán, los que promueven a Uribe en Colombia, y los que están tras los golpistas en Honduras.
Con sus palabras, Obama dejó en claro que está cercado por los halcones que dirigieron la política exterior en la última década, gracias a George W. Bush. Uno de ellos, es el ex secretario adjunto de Estado, Otto Reich, quien en una sesión del Senado cuestionó que los sucesos en Honduras sean un golpe de Estado y justificó el desalojo de Zelaya como un freno a la "expansión del autoritarismo chavista" en la región.
"¿Cómo puede la así llamada comunidad democrática permitirle a Cuba, Venezuela, Bolivia y otros países que o bien han destruido sus propios gobiernos o están en el proceso de hacerlo, que determinen los estándares de la democracia en la región?", preguntó Reich, uno de los directivos de la famosa Escuela de las Américas, en las que se instruyó el general Romeo Vásquez, otro de los ejecutores del golpe.
Un dato que pone en evidencia la actuación de Reich es que luego del ingreso de Honduras en el ALBA, lanzó una amenaza velada: “Si el presidente Zelaya quiere ser un aliado de nuestros enemigos, debe pensar que pueden haber consecuencias para sus acciones y palabras”.
Dos años antes, Reich involucró a Zelaya en supuestos malos manejos en la empresa telefónica estatal Hondutel, dando argumentos para que la prensa derechista enfilara su artillería contra el presidente que promovía medidas a favor de la igualdad social en su país. La acusación le valió un juicio por difamación.
Pero Reich no es el único lobista que actúa en favor de los intereses golpistas. La demostración de que los grupos de presión actúan en política exterior se aprecia en la designación del grupo de abogados y expertos de imagen que los respaldan.
Lanny Davis, asesor especial del presidente Bill Clinton, socio de Orrick, Herrington & Sutcliffe, asesora al capítulo hondureño del Consejo de Empresarios de América Latina (CEAL), organismo enfrentado a Zelaya por el aumento del salario mínimo.
Bennet Ratcliff, otro personaje vinculado al gobierno de Clinton, asesoró al golpista Roberto Micheletti durante las negociaciones de Costa Rica promovidas por el presidente Oscar Arias. Y Roger Noriega, ex subsecretario de Estado para América Latina durante el gobierno de Bush, fue contratado por la Asociación Hondureña de Maquiladoras, propietarios de fábricas que exportan productos a Estados Unidos a bajo costo.
La periodista Amy Goodman recordó que durante la campaña presidencial de Hillary Clinton, Davis repitió una y otra vez la afirmación de que Obama no sería capaz de manejar una crisis “si lo llamaban a las 3 de la madrugada”. Sin duda, ya lo metieron en un serio problema.
Pero esos lobistas son niños de pecho si se les compara con el emporio militar que dirige el Pentágono. Son esos grupos de presión los que claman por el incremento de las partidas para la oposición en Venezuela, Bolivia, Ecuador y otros países.
La USAID, la agencia que comenzó como brazo financiero del Departamento de Estado en el año 1962 para atender a los asuntos “humanitarios”, se convirtió en uno de los actores principales de la contrainsurgencia bajo la nueva doctrina de Guerra Irregular de Washington.
En el caso de América Latina, las cifras de inversión financiera de la USAID en los grupos políticos y en la “promoción de la democracia” son abrumadoras. En Venezuela, invirtió 15 millones de dólares durante el último año y medio para financiar a la oposición. Y tiene previsto una partida de 13 millones de dólares para el año 2010. Con esa plata cualquiera es demócrata.
En Bolivia, el presupuesto para el 2010 se eleva a 101 millones de dólares; en Ecuador a 38 millones; en Honduras a 68 millones; en Nicaragua a 65 millones.
También hay un fondo especial en 2010 de 3 millones de dólares para el Fondo para Fortalecer la Democracia de la OEA, para “defender y consolidar la democracia representativa en Nicaragua, Venezuela, Ecuador y Bolivia…”.
Adicionalmente, el presupuesto del Departamento de Estado para el año 2010 incluye 447,7 millones de dólares para “mejorar la seguridad, fortalecer las instituciones democráticas, promover la prosperidad e invertir en la gente” en América Latina. Dentro de ese monto hay 200,7 millones de dólares destinados a “consolidar los logros del gobierno de Colombia…”
Ese presupuesto incluye además 6 millones de dólares para “fortalecer y promover la sociedad civil, la participación ciudadana, los medios independientes, las organizaciones de derechos humanos y los partidos políticos democráticos” en Venezuela, y un fondo de 91.1 millones de dólares para el uso discrecional del presidente Obama para “promover los intereses” de Estados Unidos en la región.
En total, son 2,2 mil millones de dólares que utilizarán el Departamento de Estado y la USAID en América Latina durante el año 2010. Sin duda, la administración de Obama tiene nexos con la política exterior heredada de George W. Bush. Y él dejó en claro que poco va a cambiar.
Crece el gasto militar en AL
En los últimos años el gasto militar en Sudamérica aumentó considerablemente. El Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (SIPRI), reveló que el gasto militar fue de US$ 34.000 millones el año pasado, lo que representa un aumento del 50% en los últimos diez años.
Pero de acuerdo al Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS) con sede en Londres, el gasto pasó de US$ 24.700 millones a US$ 47.200 millones, entre 2003 y 2008.
En una región en la que más de un tercio de la población es pobre, esas cifras generan controversias. Sin duda, esas compras son alentadas por los vendedores de armas.
En ese contexto, el presupuesto del Comando Sur de EEUU para 2010 llega a 200 millones de dólares, además de 46 millones de dólares para mejorar las instalaciones de las bases militares en Colombia y la implementación de la Doctrina de Guerra Irregular.
“El presupuesto del 2010 para el Comando Sur completará su transformación y reorganización para ser una organización “interagencias”, que posiciona a Estados Unidos como el socio más atractivo en las Américas. El Comando está marcando el estándar para asegurar que la organización opera de manera eficaz en un ambiente del siglo XXI, y que promueve la democracia, los derechos y las libertades individuales, el libre comercio, la diplomacia, el desarrollo y la seguridad para las Américas”, según declaración del Pentágono.”
Además de esos fondos, están los más de 550 millones de dólares destinados al Plan Colombia. Casi la mitad de esos millones llegan a manos de 31 contratistas estadounidenses privados que operan como mercenarios.
Advertencia
El líder cubano Fidel Castro alertó que Estados Unidos "podría promover" una "guerra sucia" en Sudamérica desde las bases militares que instalará en Colombia, con sus tropas o la de otros países, y aseguró que los argumentos utilizados por ambos países para justificar el convenio son "un insulto a la inteligencia".
"La lucha contra las drogas es un pretexto para establecer bases militares en todo el hemisferio", sostiene Castro en su artículo titulado "Las bases yanquis y la soberanía latinoamericana". El verdadero objetivo –indica- es ejercer "el control de los recursos económicos, el dominio de los mercados y la lucha contra los cambios sociales".
"La historia no perdonará a los que cometen esa deslealtad contra sus pueblos, ni tampoco a los que utilizan como pretexto el ejercicio de la soberanía para cohonestar la presencia de tropas yanquis", señaló, tras cuestionar que el imperio no luche contra las drogas dentro de sus fronteras; sino en territorio latinoamericano.
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