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Los socialistas y el nuevo gobierno: ¿QUÉ HACER?

Por: Augusto Malpartida León

Que me perdone Lenin por robarle el titular, pero cuando la situación se vuelve tan confusa, como ahora que Ollanta Humala ganó las elecciones, el hurto resulta el expediente más sencillo.

Primero, lo primero, la izquierda socialista sigue siendo tan marginal como hace 20 años. Hoy tiene un par de parlamentarios en Gana Perú, un gobierno regional, algunos alcaldes y regidores distribuidos por el país y paramos de contar. Lo que quedó de la izquierda de los 70 y 80 o se fue a su casa o se inscribió en el Partido Nacionalista Peruano en un esfuerzo heroico por encontrar una tabla que le permita aprovechar la corriente.

Segundo, la victoria de Ollanta Humala tiene un carácter popular desde los tuétanos. Desde el tipo de votante que hizo llegar al nacionalismo al 51%, hasta los ejes de la propuesta nacionalista planteados inicialmente en el 2006 y adecuados, "aggiornados", procesados, para el 2011.

Tercero, el sector de izquierda que firmó un acuerdo con Ollanta (Patria Roja luego de su aventura fallida con Fuerza Social, terminó apoyando en la segunda vuelta a Ollanta con un comunicado) puso todo lo que tenía, que no era mucho tampoco, al servicio de la campaña, con lo que el gobierno de Ollanta termina siendo "su" gobierno también. Esta es una situación un tanto incómoda porque el nivel de influencia que tiene en el nuevo gobierno es casi cero, y sin embargo va a tener que dar cuenta por decisiones en las que no tiene ninguna responsabilidad, porque nunca ha sido consultada. A decir verdad el acuerdo terminó cuando se definieron las candidaturas y ya, después de eso las decisiones de la campaña electoral le eran comunicadas vía los diarios y noticieros de radio y televisión.

Los que no tuvimos ningún acuerdo firmado, no estamos en mejor posición, hicimos campaña, algunos desde el 2005, y vemos pasar el vagón donde se toman las decisiones desde fuera del carrousel en que se ha convertido el tema de la preparación del nuevo gobierno, comisión de transferencia incluida.

Tochi, un dirigente histórico de la izquierda socialista resumía el asunto así: "no es nuestra hora, será nuestro gobierno, pero no nuestro gabinete". Y es que el "núcleo de acero" de esta trenza –para hablar en términos de Ricardo Letts- lo conforman Ollanta, Nadine, Lerner y Abugattás y hasta donde sé, ninguno tiene vocación por darle a la izquierda más espacio del que ya tiene. Y también es cierto que bastante trabajo van a tener con, además de gestionar el gobierno, convertir al PNP en un partido de verdad.

Entonces la izquierda socialista, pasada la justa alegría del triunfo, tendrá que asumir que ni va a ser gobierno, ni socia del gobierno. Pero tendrá que respaldar activamente al primer gobierno de raigambre y perspectiva popular de nuestra historia, que al final será la tarea más fácil. Lo difícil va a ser cómo en medio de esta situación se construye un partido de la revolución socialista capaz de ser un proyecto político viable, confiable y que genere entusiasmo, por lo menos, en millones de peruanos que buscan transformaciones duraderas.

El triunfo de Ollanta es un buen síntoma de las condiciones favorables que se abren. Un país izquierdizado ha colocado un presidente contra la campaña de la derecha, contra el poder de los de siempre. Que ganó por 3 puntos porcentuales, no interesa, esto es como el fútbol, no importa ganar por uno, dos o tres goles, lo realmente importante es ganar.

De aquí para adelante todo el arte se reduce a respaldar al nuevo gobierno, con suficiente independencia como para no terminar "nacionalizados" por él, es decir que seamos tan oficialistas que al final nos miren como lo mismo. Una clave en este terreno es la que dieron en su momento la huelga amazónica, la población de Islay, y en los últimos días los aymaras puneños y los estudiantes huancavelicanos, entre otros, "respaldamos pero tenemos agenda propia".

Y allí es en lo que tenemos que trabajar duro: ¿cuál es la agenda de la izquierda socialista hoy?, incidir en el nuevo gobierno para profundizar la política redistributiva desde la lógica de los derechos y no de los programas sociales que dependen de la buena voluntad del gobernante?, reintroducir en la agenda política el tema de la Asamblea Constituyente? retomar la idea de cambios drásticos en la economía en la lógica de generar un modelo económico alternativo al neoliberalismo a la bruta instaurado en la país? construirnos como partido?, resolver el impasse que se tiene con los movimientos sociales que se enfrentan al estado y a la lógica extractivista de los neoliberales peruanos? Recuperar el sentido subversivo, transformador, de la existencia de la izquierda socialista?

Probablemente todo esto y mucho más. Pero lo cierto es que sin agenda propia, la lucha por ministerios, vice ministerios, direcciones y subdirecciones, se convertirá en el nuevo campo de batalla de una izquierda que tiene grandes deudas con el país y la más grave de todas seguramente es haber carecido de voluntad de poder, en medio de una abundancia de ambición por el cargo doméstico.

23, junio, 2011.

-- http://terca.tk



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