La tribu en congreso
El partido “más organizado” del país está de congreso. Una tremenda masa, sumamente organizada, intenta ingresar a su local partidario, en medio de gritos: “abajo la aceitada, abajo la corrupción, abajo el autoritarismo”. Unos organizadísimos guardias de seguridad de una empresa privada, contratada por el secretario general Mauricio Mulder, forcejean con la militancia y nadie pasa, ni el Comité Organizador del Congreso, al que no le queda más que meter el rabo entre las piernas e irse a reunir a Miraflores y formalizar la postergación del evento, que ya Mulder postergó de facto.
Y la fachada de local del partido de Haya se estremece ante los gritos de fraude, firmas falsificadas, adulteración de delegaturas, denuncias ante el poder judicial y exigencias de notarios públicos no apristas para garantizar la autenticidad de las credenciales de los delegados del partido más organizado del país.
Y, dónde está el piloto? en Palacio. El presidente del partido pretende no tener nada que ver con este lío y exhorta a la calma y a las buenas maneras, como si no recordase que las buenas maneras del aprismo están emparentadas con cachiporra y patadas en el trasero a quien se ponga delante. Pero pretende más aún, aspira a que le creamos que no le interesa el caos del partido, ese caos que alimenta con paciencia de hortelano, ese caos que le sirve para seguir siendo el dios de una tribu cuya historia se ha llenó de “héroes de la convivencia” como Ramiro Prialé, Villanueva y Townsend en el pasado y “héroes de la modernidad”, como Mantilla, Rómulo León, Del Castillo, Mulder, Cabanillas, Alva Castro, Arana y el propio García en estos tiempos.
El partido más organizado del país muestra sus miserias en público y en cadena nacional, y García cómo hará hoy para mantener esa mentira histórica de un partido que vive pegado con las babas de un puesto en la administración pública porque el compañero es ministro o jefe de alguna dependencia, o las babas de una sentencia favorable por que el compañero juez siempre da la mano, o las babas de un faenón en el que todos ganan.
Es probable que recurra a los medios de siempre, esos que alimentaron el mito del líder joven, del candidato imbatible, que derrotó a Barrantes por abandono cuando este último no quiso ir a segunda vuelta, que perdió con Toledo que nunca fue un “candidatazo”, que perdió con Ollanta Humala en primera y segunda vuelta, y tuvo que recurrir al fraude para ganar en las dos vueltas. Si pues, tendrá que recurrir a esos medios, para que la leyenda urbana de la tribu de Alfonso Ugarte siga viva y sus miembros continúen sintiendo que forman parte del único partido organizado de nuestro país.
06/mar/2010